La expedición formada por montañeros de los Centros Excursionistas de Caudete y Yecla ha logrado hacer cumbre, pese a las dificultades, en el volcán Damavand, ubicado en Irán.
Los tres participantes de Caudete, Carlos Francés Francés, José Beltrán Solera y José Manuel Serrano Solera (en la foto de portada, Carlos Francés, a la izquierda, y José Beltrán, a la derecha, atravesando el campo de fumarolas), han hecho cumbre junto a otros compañeros de Yecla (no disponemos de los nombres de éstos, pero se publicarán cuando se pueda realizar un resumen completo de esta aventura).
Desde el campamento base, llamado Goosfand Sara, el pasado lunes partieron hacia el refugio de altura, situado a 4.200 metros sobre el nivel del mar, para intentar hacer cumbre el martes o miércoles. La llegada al refugio la hicieron a muy buen ritmo, y en tres horas llegaron, pese a que la previsión inicial era de 4 a 5 horas. El tiempo fue soleado, aunque tras un tiempo en el refugio, empezaron a notar los síntomas del mal de altura.
Nuevamente, cambian los planes al día siguiente, porque si bien tenían previsto ascender hasta los 5.000 metros y volver a descender, para aclimatarse, las ganas y las fuerzas les hacen decidirse por intentar el ataque a cumbre sin ese paso intermedio.
Así, a las 4:20 horas del martes inician el ascenso a cumbre. Sin embargo, a las dos horas y media empiezan a fallar las fuerzas. La falta del día de aclimatación pasa factura… Por si faltaba algo, aunque la temperatura es buena, a partir de los 5.000 metros todo cambia. Un viento gélido empieza a envolverlos, y la sensación de frío es muy intensa.
A falta de 610 metros hasta la cumbre, están muy cansados y paran a comer y recuperar algo de fuerzas. Algunos incluso duermen un rato… Se inicia un debate sobre la opción de bajar e intentarlo al día siguiente, pero atendiendo a las buenas condiciones climatológicas, a pesar del viento, deciden seguir adelante.
A partir de los 5.400 metros entran en los campos de fumarolas. El olor a azufre es asfixiante, pero el viento se convierte en aliado, ya que aparta las emanaciones de gases del volcán. A falta de 210 metros para la cumbre, hay compañeros que han iniciado el descenso, extenuados. Y es a partir de ahí cuando empieza lo más duro, ya que las fumarolas empiezan a causar fuertes dolores de cabeza que dificultan la marcha de los montañeros.
Nueve son los aventureros que continúan el ascenso. Caminan en fila india, y se forman dos grupos. Los metros finales, un infierno… La media en esos momentos es de ¡¡dos metros lineales por minuto!!
Al límite de sus fuerzas, consiguen hacer cumbre de forma casi agónica. El frío es muy intenso, la altura, más de 5.600 metros, y las fuerzas, casi inexistentes… ¡Pero lo han logrado!
Felices, pero muy cansados, bajan lentamente hasta el refugio de altura, donde pasaron la noche, ya que no tenían fuerzas para bajar hasta el campamento base.
Como anécdota, un montañero iraní que había subido 4 veces al Damavand, todas ellas en verano, les dijo que era la vez que más había sufrido y, a la vez, la que más frío había sentido.
Desde aqui felicitamos a todos los componentes de la expedición y les mandamos un fuerte abrazo.
En cualquier caso, aún no ha acabado todo, y nos seguirán enviando información desde Irán en los próximos días.