En Caudete hay establecimientos numerosos, hornos o despachos de pan donde se ponen a la venta pastas y dulcería de calidad, alguno tiene cafetería.
Hoy en concreto me referiré a la Pastelería Picó, que afortunadamente ha mantenido tan prestigioso nombre, que procede de Jijona, y por la que han pasado sucesivos pasteleros de buen hacer.
Actualmente es Pablo quien ejerce de pastelero, con sus colaboradoras que son también las encargadas del servicio a los clientes: Maruja, Paloma, Paqui. No sé si hay más.
El jueves, llegado a Caudete, me dirigí raudo a Picó, hay más abundancia de pasteles los fines de semana, es normal, pero observé que a última hora de la tarde había unos susos de crema y diversas empanadas, entre otras unas de hojaldre finísimo con relleno de tomate.
Recuerdo cuando en Barcelona, jovencito inexperto total, como ahora, realicé una estancia de un verano, hice mucho el ganso, ¡oh, sí! y me apropié de la Ciudad. En una afamada pastelería de la Ronda Universidad había susos (xuxos) a la vista, una tarde entré yo solo y compré uno. Yo no sabía donde comérmelo, no había costumbre de hacerlo en la calle. Me lo comí tragado, engullido, digerido en la marabunta humana de la Plaza de Cataluña, el lugar más discreto para pasar desapercibido de mi gula.
Vengo a decirlo porque el suso de Picó me recordó a aquella delicia. Nada que ver con otros que se expenden de fabricación industrial y que son unos vulgares bollos. Por suerte este suso de Picó está en su punto de fritura, la masa y la crema muy buenas.
Aquella pastelería de Barcelona, desapareció y fue sustituida por una franquicia cualquiera, da igual quedan más. En Caudete se elaboran susos tan buenos como aquellos, en Picó.
Mi felicitación a Pablo y a sus compañeras arriba mencionadas. Si me he dejado alguna la añadiré, háganmelo saber en un comentario a este escrito.
Gracias.