En Caudete se padecen varios tipos de peste.
El lunes pasado se conmemoró la festividad de San Roque, abogado de la peste. Toca el turno a la de los abonos de cultivos de hortalizas en extensiones masivas de terreno al Norte, cuando no al Sur, del término.
Tras un tiempo en que se eliminó la peste proveniente de la anti-depuradora de la Vereda de la Cruz, tomó el relevo la de estos campos referidos, que durante la noche y a primeras horas de la mañana en especial, expanden su fétido aliento por todo el recinto urbano.
Cuando tanto se cacarea sobre ecología, habrá que plantearse la cuestión sobre qué tipo de abono se utiliza y qué veneno nos tragamos por el olfato y, posteriormente, con la ingestión de esas lechugas, zanahorias, rábanos o qué sé yo.
Parece ser que este veneno procede del solaje (en valenciano, solatge) de las depuradoras de aguas residuales, donde todo tipo de productos químicos tóxicos, como lejías, salfumanes, desinfectantes, detergentes, sustancias múltiples todas para la limpieza, de las cuales hay que buscar su origen en el petróleo, son parte esencial. Breve, se limpia y desinfecta tanto para después tragarlo metamorfoseado en pulidas endibias inocentes aliñadas al falso roquefort.
Antes se utilizaba el estiércol de las caballerías y los desechos domésticos reciclados en corrales, el nitrato de Chile, que se obtiene de las deyecciones de aves marinas, incluso la fenta (en valenciano, femta) de los retretes, que debidamente mezclados todos ellos con abundante tierra paja broza, no producían esta peste nauseabunda, habida cuenta que aquello era todo de origen natural.
Pensar que Caudete en la actualidad reúne algún atractivo, no ya para sus habitantes, sino para posibles visitantes es una fantasía espuria. La excepción podría ser dar vía libre a todos los botellones expulsados de Barcelona (si tuviera un gobierno decente la que otrora fue posiblemente la ciudad más admirada de España), añadirlos a los que tienen su origen en Caudete, ya sea en bares en fines de semana o en Santa Ana, o en guaridas en estado latente en la actualidad y solicitar a la Unesco que esto sea declarado Patrimonio de la Humanidad.
¿No ha habido ya unos pueblos que se están organizando para solicitar la distinción de la entidad cultural más inútil del planeta, sí la Unesco con sede en París, decía, para declarar Patrimonio de la Humanidad «las reuniones de vecin@s a tomar el fresco» en las noches de verano?
¡Toma! ¡Y ya puesto, también «las riñas de mujeres en lavaderos» o las trifulcas de embriagad@s!