Sin paliativos

Editoriales

Asistimos con asombro al desmoronamiento de una época destinada a no volver a repetirse nunca más. Al menos, es lo que cada uno de los españoles merecemos, por decencia y por derecho. Ver ayer detenido a Rodrigo Rato, expresidente del gobierno con Aznar, mientras asistía al registro de su casa, ha terminado de conmocionar a nuestro país.

En corrupción, poco nos queda ya por ver, y escasa capacidad de asombro puede quedarnos tras los últimos acontecimientos. Si oir el otro día a Chaves culpar de los ERE a los funcionarios fue bochornoso, lo de Rato ya nos deja estupefactos. Porque al expresidente de un gobierno, al responsable económico que estuvo dirigiendo el país, al presidente del Fondo Monetario Internacional, que exigió al mundo entero cómo tenía que hacer las cosas… resulta que lo detienen y está acusado, nada menos, que de delito fiscal, blanqueo de dinero y alzamiento de bienes. Eso, dejando aparte Bankia y el vergonzoso tema de la tarjetas opacas, que sólo por eso ya no merece perdón…

Decía Montoro que la ley está por encima de compañeros y amigos, y ésa es la única esperanza que nos queda. Se criticó mucho la llamada "amnistía fiscal", y se sigue criticando, pero si nos paramos a pensar, no sólo ha servido para que aflorase dinero negro, sino que, al contrario de lo que pensaron muchos espabilados, ha servido para que aflorasen sinvergüenzas. En mi opinión, ha sido una trampa más que una ayuda a los corruptos, porque está permitiendo que salgan a la luz todos estos casos que, de otro, modo, posiblemente hubiesen quedado impunes.

España se ha convertido con Rato en el punto de mira de críticas despiadadas a nivel internacional. A la presidenta argentina le ha faltado tiempo, y no será la única. ¿Cómo es posible que alguien como Rato, que en su momento fue el precursor de la recuperación económica de España, que consiguió bajar el paro y subir el empleo hasta niveles históricos, haya podido caer tan bajo? Rato podría haber pasado a la historia como uno de los mejores gestores económicos que haya tenido nuestro país y, sin embargo, todo indica que pasará a la historia como uno de los mayores chorizos. Tal vez me adelanto a los acontecimientos, pero las pistas que se nos dan, dejan lugar a pocas dudas.

Para el Partido Popular esto supone un serio revés, a falta de poco más de un mes para las elecciones. De poco vale el hecho incuestionable de que es ahora, precisamente con los mecanismos puestos en marcha por los populares para sacar a la luz a los corruptos, cuando estamos conociendo multitud de casos. De poco vale también que los casos que aparecen tengan su origen años atrás, cuando no estaban en vigor las férreas medidas de control que existen actualmente. Al ciudadano de este país lo que le importa en estos momentos es la sensación de que no se puede fiar de nadie.

A Rajoy lo único que le vale ahora es una declaración tajante y contundente contra Rato, y dejarse de tirar piedras a otros tejados que no sea el suyo.

 

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